Editor's rating
Fecha de estreno 27 de octubre de 2017
Hace diez años, Jean dejó atrás a su familia y su Borgoña natal para dar la vuelta al mundo y desquitarse de la rutina que lo tenía preso en la villa francesa. Al enterarse de la inminente muerte de su padre, regresa a la tierra de su infancia. Allí se reencuentra con sus hermanos, Juliette y Jérémie, que lo acogerán cada uno a su modo, y tendrán que aliviar y solucionar viejas rencillas familiares que aún están en el aire.
Desde la muerte de su padre al comienzo de la vendimia, y en el espacio de un año al compás de las estaciones, estos tres jóvenes adultos recuperarán su fraternidad, evolucionando y madurando al mismo tiempo que el vino que producen.
Después de Nueva vida en Nueva York, una película urbana rodada en Nueva York, el director Cédric Klapisch se sumerge en la vida campestre de la vendimia francesa para rodar «Nuestra vida en la Borgoña», un drama familiar con un paisaje espectacular como escenario. La potencia con la que nos muestra el paso de las estaciones es maravilloso, desprende melancolía y está lleno de elocuencia, con un tratamiento de la iluminación, la fotografia y una puesta de escena suaves y cuidados, nos narra esta sencilla pero a la vez complicada historia que cuenta la relación entre tres hermanos que tienen que aprender a vivir sin la generación que les enseñó todo lo que saben, sus padres.
Por esa razón, minuto a minuto nos implicamos más en su evolución, y nos damos cuenta de que al final nosotros hemos empatizado con el mismo grado que ellos se implican en la película por su vino, y que la evolución en ellos ha sido la misma que tendría un vino, han madurado, se han fermentado con el paso del tiempo. Con cada fallo, han mejorado. No es una película para reflexionar a tope, ni tiene un gran trasfondo, pero lo que cuenta, lo cuenta bien. La recomiendo por eso.
Vista en pase de prensa en Renoir Floridablanca, el 19 de octubre de 2017. Distribuida por Avalón Distribución Audiovisual.