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La historia gira entorno a Ari, un adolescente de 16 años, quien, tras haber estado viviendo con su madre en Reikjavik, es enviado de vuelta a la remota región de los fiordos occidentales para vivir con su padre Gunnar. Allí tendrá que lidiar con la difícil relación que mantiene con su padre y adaptarse a su nueva vida, retomando amistades de la infancia e intentando encajar en ese mundo, donde, según parece, las oportunidades para los jóvenes se ven limitadas por el estilo de vida que tienen en esas tierras. Así que, con estas circunstancias desesperanzadoras para Ari, tendrá que esforzarse para encontrar su propio camino.
Del director Rúnar Rúnarsson nos llega este relato adolescente que pretende transmitir la vida de los jóvenes en cualquier región de los fiordos. Rúnarsson hace una crónica muy fría de un tema muy habitual en el cine de actualidad, la adolescencia y sus prejuicios, las nuevas experiencias, la sensación de fracaso e impotencia por las pocas oportunidades que tienen en los lugares aislados como en el que se desarrolla la historia. Utilizando factores como el sexo y las drogas de forma -demasiado- reiterada y sin utilizar matices para atraer o empatizar con el publico, nos retrata este paisaje tan crudo, y eso me resultó bastante convencional.
A pesar de eso, la película esta bien dirigida, Rúnarsson opta por encuadres amplios para centrarse sobre todo en la delicada y detallada belleza visual de las localizaciones, sacándole mucho partido a la magnificencia de los parajes Islandeses y haciendo uso de una fotografía fría y desaturada que consigue transmitir bastante bien la desazón y melancolía que embarga el cuerpo de nuestro protagonista.
Para los amantes de los dramas reflexivos y desesperanzadores, esta es vuestra película.
Vista en pase de prensa en Cine Texas Barcelona, el 31 de Agosto de 2016. Distribuida por Surtsey Films.