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La vida de Sarah Breedlove (Madame C.J. Walker más adelante) se auguraba como una de tantas vidas de una mujer negra en principios del s.XX, aunque fué la primera hija de su familia en nacer en libertad, por su mente aún le rondaba el recuerdo de sus padres regresando de trabajar de sol a sol en los campos de algodón del sur de Estados Unidos, a pesar de nacer en libertad, esa libertad, como todos sabemos, fué una falacia que se vió limitada por la segregación de razas que existía en el contexto histórico de su nacimiento. Nadie le iba a decir a ella que, con su esfuerzo y trabajo duro, iba a acabar siendo la primera millonaria afroamericana en los Estados Unidos. Hizo su fortuna desarrollando y comercializando sus productos de belleza capilar, unos productos que una vez la salvaron a ella, como cuenta esta miniserie biográfica producida por Netflix y protagonizada por Octavia Spencer, Carmen Ejogo, Tiffany Haddish y Blair Underwood.
Historias como la de Madam C.J. Walker me hacen sentir ignorante, si, una ignorante de cuidado, ya que durante tanto tiempo, en mis 30 años de vida e interesada como siempre me he considerado, por biografías de mujeres emprendedoras de todos los tiempos, nunca me había topado con esta historia, un testimonio que desafía todo lo que me habían hecho pensar desde pequeña sobre las personas negras en esos años, sobre lo que la industria me había metido en la cabeza con sus películas limitadas solo al testimonio de un grupo de personas sin ahondar en el de nadie más. Madame C.J. Walker bien podría ser un buen ejemplo para las generaciones más jovenes, y me alegra de que sus memorias por fin lleguen al séptimo arte.
Que esta historia no se haya llevado al cine antes me hace pensar que aún tenemos mucho que hacer como sociedad, necesitamos dar visibilidad a todo el mundo, sin excepciones, y sobre todo a personas valientes y emprendedoras que no tuvieron miedo a seguir sus sueños independientemente de lo que dijeran las convenciones de su época. Sé que nunca me podré imaginar lo que fue ser una mujer negra a principios del s. XX pero ésta miniserie de 4 episodios me ha puesto en los zapatos de una de las más pioneras y emprendedoras mujeres negras de los Estados Unidos y he podido sentir la frustración y a la vez la motivación frente a la adversidad que Octavia Spencer transmite en la piel de Madam CJ Walker, una actuación que, sin duda, nos ofrece desde el corazón.
A pesar de ser una serie lenta, cosa habitual en las series de éste genero, tiene un ritmo agradable que hace que te apetezca seguir viendola, escenas dramáticas y pasionales donde Spencer es el centro y se come la pantalla. Tiene momentos de contemplación, que acompañan por una acertada mezcla lofi con pinceladas de música que recuerda a las raíces de la cultura afroamericana. Toca muy intimamente también el tema de la autoestima, de los cánones establecidos y de lo que es correcto o no en el mundo de la belleza.
En resumidas cuentas, creo que es una serie correcta e interesante de ver, sobre todo para mentes abiertas a la reflexión.
La serie es Original de Netflix, así que puedes disfrutarla en dicha plataforma.