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Fecha de estreno 15 de diciembre de 2017
Alanis es trabajadora sexual en Buenos Aires, tiene un hijo de un año y medio y comparte piso con Gisela, una amiga varios años mayor que ella, que la acompaña desde que empezó con esta profesión. Ambas mujeres cuidan del bebé y reciben a sus clientes en el apartamento, pero todo se va al traste cuando dos inspectores municipales irrumpen en su domicilio y detienen a Gisela acusándola de trata. Expulsada de su piso, Alanis se traslada de forma temporal a casa de su tía, que vive con su pareja. De esta manera, intenta buscar un trabajo distinto para poder empezar de nuevo, pero el dinero que gana es una ínfima parte a lo que conseguía haciendo lo que realmente sabe hacer, así que Alanis sale a la calle y se ofrece para poder sobrevivir con su hijo. Pero hacer la calle no es como recibir a los clientes en tu piso, en las calles no la recibirán bien, y deberá enfrentarse a otras trabajadoras sexuales para encontrar su sitio.
De la mano de la directora Anahí Bernerí nos llega esta historia dramática que bien podría ser basada en hechos reales, algo que pasa cada día en las calles de cualquier ciudad y de cualquier país del mundo. La directora retrata con total naturalidad y honestidad un mundo y un tema el cual la mayoría de personas intentan eludir y echar la mirada hacia otro lado. Pero es real, y está en nuestras calles. No hablo de que simplemente «haya putas en nuestras calles», sino que hay personas pasándolo mal y con necesidades, hasta el punto de tener que entregar hasta su dignidad para poder sobrevivir en nuestra sociedad, de que no les dan alternativa. Eso es lo que Bernerí me transmite con el personaje que construye alrededor de la protagonista, Alanis. Un personaje que tiene que elegir entre comenzar una nueva vida con un trabajo «admisible» para la sociedad y por ende morirse de hambre, o continuar con su profesión como prostituta.
Hablando del personaje, Alanis está interpretada por Sofía Gala Castaglione, una actriz que hace un papel soberbio en esta película. Llena cada escena con su apabullante personalidad y fuerza. Curiosamente, como he dicho, Alanis tiene un hijo de un año y medio, y ese hijo está interpretado por el propio hijo de la actriz Sofia Gala, complicidad que se nota muchísimo en la película, llenando las escenas en las que salen de ternura y belleza. Alanis lo entrega todo para sobrevivir, no solo su propio cuerpo a los clientes, también a su hijo, al cual está amamantando, ya no le queda nada más por sacrificar.
La película es rebelde y brillante, trata el tema con precisión y sin sensiblería, algo bueno para estos tiempos, nos incita a pensar y a dudar de lo que nos es impuesto en la sociedad. Despierta esos escrúpulos más primitivos, esos que nunca salen a la luz porque en muchos círculos la prostitución aún es un tema vetado, y por desgracia una conversación cordial se puede tornar incómoda. Me parece una película muy recomendable para concienciar y para romper esquemas impuestos por la sociedad.
Vista en pase de prensa en Cinemes Boliche, el 12 de diciembre de 2017. Distribuida por Golem Distribución.