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Después de la aventura de “Zipi y Zape y el club de la canica”, los dos niños más traviesos de su generación vuelven a meterse en líos. Las Navidades están a punto de llegar, pero no parece que los chicos vayan a poder disfrutar las vacaciones como esperaban. Y es que esta vez su trastada ha sido tan grande que el castigo consiste en acompañar a sus padres a lo que parece ser un aburrido viaje en barco hacia una isla donde su padre tiene que presentar su proyecto.
Pero el viaje que prometía tedio y aburrimiento, estará lleno de sorpresas, pues sus padres se pierden en el camino al pueblo de la isla durante una gran tormenta, y acaban en un orfanato, gobernado por una extraña mujer que se hace llamar Señorita Pam, interpretada por Elena Anaya. Pero todo empieza a enrarecerse aun más cuando descubren la forma en la que los educa; los niños disfrutan de un hogar sin reglas, donde pueden hacer todo lo que les plazca. Tras la repentina marcha de sus padres, Zipi y Zape se instalan en el hogar de la señorita Pam pensando que sus padres los han abandonado, y todo va bien hasta que descubren que los singulares gobernantes del orfanato están vinculados con la desaparición de sus padres y a partir de ahí comenzarán la aventura para descubrir la verdad.
Oskar Santos dirige esta secuela; «Zipi y Zape y la Isla del Capitán», donde vuelve a hacer coexistir el mundo real con el imaginario. Aunque la película me pareció entretenida para un publico infantil, con unas buenas estética visual, localizaciones y además contando con una historia rica haciendo referencia a personajes clásicos de la literatura-donde, en mi opinión, se podría haber sacado mucho más jugo del que han obtenido-. Más allá de eso, la adaptación a los célebres tebeos de José Escobar se queda cortísima en los demás aspectos técnicos. Las interpretaciones bastante forzadas de los protagonistas -Sobre todo de los niños Teo Planell y Toni Gómez– aportan poco positivo al film, al contrario, le resta sentido a la historia y además, sus actuaciones no conjugan para nada bien con la multitud de escenas dramáticas y emotivas que llenan a un ritmo frenético los minutos de la película. Además, en el ultimo tramo de la película hay un exceso de efectos especiales -muchos de ellos sin sentido- que colapsan al espectador. En mi opinión, ya que solo es una película destinada al entretenimiento infantil, con unos minutos menos de cinta hubiese bastado.
Vista en pase de prensa en Cines Phenomena Barcelona, el 27 de Julio de 2016. Distribuida por Walt Disney Studios Motion Picture Spain.