Editor's rating
Tras el éxito de la primera temporada de ANNE, que posteriormente cambió su título a «Anne with an E», CBC y Netflix introdujeron la segunda temporada en 2018. Si bien la primera temporada seguía los eventos de las novelas de L. M. Montgomery, a partir de aquí se separa completamente y crea su propia historia, con los personajes y algún que otro suceso en común con los libros.
Anne of Green Gables (Ana de las Tejas Verdes en castellano) es un gran clásico de la literatura canadiense y todo un fenómeno cultural allí, especialmente en la provincia en la que se ambienta, Prince Edward Island (PEI). Lo que ha hecho Moira Walley-Beckett con la segunda temporada de la serie ha sido decidirse definitivamennte por hacer su propia historia con Anne y compañía, algo comprensible siendo la serie de origen canadiense. Allí, absolutamente todo el mundo conoce las novelas y las docenas de adaptaciones que ha habido. Es lógico pensar que quieran ver algo diferente.
Walley-Beckett y su equipo la actualizan, trayendo temas y preocupaciones del S.XXI. Introducen representación LGTB y racismo, que no aparecían en la obra original. Mantiene el tono serio y más dramático que inauguró en la primera temporada y a veces llega a exagerarlo. Busca crear una visión más realista y menos idealizada de la vida en PEI a finales del S. XIX y lo consigue, sin duda, pero a veces a costa de exagerar algunos personajes, por ejemplo el de Billy Andrews, el matón de la escuela, que acaba siendo un villano insulso sin ninguna razón para ser como es. Parece un villano de Marvel. Ni Josie Pye en las novelas originales era tan mala.
Los tres primeros capítulos se centran en dos personajes que no generan demasiado interés y dan como resultado un inicio de temporada algo flojo, aunque tienen una escena potente en la que reúnen a todo el pueblo. A partir del cuarto la trama vuelve a centrarse en la vida de Avonlea y también le da una importancia a Gilbert Blythe que no tenía en los libros. Veremos un cambio físico en Anne muy interesante. y aparecerán Cole y Bash, personajes originales de la serie, pero encantadores. Bash encaja especialmente en el mundo de L. M. Montgomery y podría haberlo escrito ella perfectamente.
Los episodios 7 y 8 son especialmente memorables, siendo el séptimo mi favorito de toda la serie. Y Anne tiene poco que ver en lo que sucede. Son los personajes que la rodean los que llevan el peso de esos capítulos, que son un no parar de emociones y también de diversión, a pesar del dramatismo que permea toda la serie.
Los dos últimos capítulos introducen un nuevo personaje y forman un pequeño arco argumental a su alrededor. A diferencia de la primera temporada, esta no termina de forma tensa, aunque eso poco importa ya, pues no hay que esperar a la tercera, que ya está disponible. De no ser por el típico repaso a la situación de los personajes que hace al final, ni se notaría que es final de temporada.
El elenco elegido es perfecto y todos ellos mantienen el gran nivel de la primera temporada.
Da mucha ternura ver a los más jovencitos crecer. La actriz protagonista, Amybeth McNulty demuestra mucho talento, al igual que Geraldine James, que interpreta a Marilla y que, por cierto, es Oficial de la Orden del Imperio Británico. Robert Holmes Thompson está genial como Matthew. No es una serie con muchos efectos especiales, pero la ambientación es perfecta y la iluminación es natural o con velas y lámparas de época.
Elementos Evaluados
Guión - 7
Interpretación - 9
Efectos - 8
Sonido - 7
7.8
A pesar de algún capítulo brillante, la segunda temporada es algo inferior a la anterior, aunque introduce temas interesantes.