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Fecha de estreno 2 de marzo de 2018
Larry «Doc» (Steve Carrell), ex-marine, ha perdido a su hijo en la guerra de Irak y pide ayuda a sus antiguos compañeros, también ex-marines, para que le acompañen a preparar el entierro. Junto a Sal (Bryan Cranston) que actualmente regenta un bar de mala muerte y se deja llevar por los excesos de la vida y con Mueller (Laurence Fishburne) que es pastor de una congregación y su vida se basa en lo correcto, Doc inicia un viaje de retorno sobre sus pasos, cuando sirvió en Vietnam donde vivió una experiencia traumatica junto a sus compañeros. A todo ello tendrá que sumar el batallar con la burocracia militar a la hora de hacerse cargo del féretro de su hijo.
Basada en la novela de Darryl Ponicsan y adaptado el guión por Richard Linklater, quien también la dirige, se dice que este film es una secuela encubierta o secuela espiritual, cualquiera de las opciones me parece ridícula, de la película «El último deber», del año 1973. Uno se pregunta si esto es cierto o una estrategia para hacer la película algo más atractiva, por que si es cierto, realizar una secuela algo más de cuarenta años después es para preguntarse si realmente es necesario. Aunque viendo como la cartelera es inundada por remakes, reboots, secuelas innecesarias, adaptaciones inexplicables y un enorme mercadillo de pocas ideas, todo es aceptable.
La película es una constante de diálogos, conversaciones y textos que si bien es algo que esta llevado con inteligencia, hay tal abuso de ello, que en momentos el metraje se hace cansino y puede llegar a adormecer. Las poco más de dos horas que dura la historia, en ocasiones parece durar demasiado llegando a poder perder el interés del espectador. Como ya he dejado caer, la dirección es buena y las interpretaciones del trio protagonista son estupendas, aunque no será recordado como el mejor trabajo de ninguno de ellos.
Además de es una película que no se hasta que punto fuera del mercado estadounidense será apreciada, pues no deja de ser un canto al patriotismo americano.
La historia juega con el espectador, pues si bien parece desde un principio hasta la parte final, una crítica a todo lo relacionado con el patriotismo, con los ideales estadounidenses y que vomita sobre ello, es en los minutos finales cuando se muestra la verdadera razón de la historia y en realidad es una defensa ante el orgullo de barras y estrellas, dando un ¡ZASCA! al espectador, quien se a creido que que era una película dedicada a despotricar el sueño americano cuando realmente es todo lo contrario.
Como antibanderas que soy, sea de la procedencia que sea, me encabrone lo suficiente como para rechazar el film, pero como espectador cinefilo reconozco que el director ha sabido encauzar la historia haciendome creer algo hasta los minutos finales, con tal sinuosidad que uno no se da cuenta de que se la han colado.
Película que será más apreciada como historia en el entorno patrioamericano que cuenta con buenos actores que puede sea lo que haga vaya más gente a verla.
Vista en pase de prensa en Renoir Floridablanca, el 7 de febrero de 2018. Distribuida por Vértigo Films España.