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Fecha de estreno 24 de noviembre de 2017
La Guerra Civil española está tocando a su fin. Rogelio es un miembro de la Falange que cada noche sale con sus compañeros a asesinar a cualquier sospechoso de ser rojo por el territorio vasco de Getxo. Un día, un soplo lo lleva a ejecutar a un maestro y a su hijo mayor. El hijo pequeño se queda mirando penetrantemente a Rogelio, y esa mirada cambiará su vida. El chaval enterrará a sus dos familiares sin ayuda de nadie y en la tumba plantará un pequeño brote de higuera.
El falangista, temeroso de que con el paso del tiempo, el niño cuando crezca, lo matará, se convierte en una especie de ermitaño, y decide que, para su salvación, debe cuidar día y noche de esa higuera, para que crezca sana y fuerte. Para colmo, por allí aparece Ermo, el codicioso chivato que denunció a la familia y que ahora es propietario de la finca.
«La Higuera de los Bastardos» es una adaptación a la novela de Carlos Pinilla, «La Higuera». La directora Ana Murugarren nos cuenta esta dramática historia, triste y con crítica política y social de lo que fueron esos tiempos para nuestro país, pero a la vez con pinceladas de una mordaz sátira e ironía reflejado tanto en el protagonista, Rogelio, como en su final y en los personajes que interactuan con él.
El principio de la película es desgarrador, te pone los pelos de punta ver la frialdad con que los falangistas hacían sus incursiones por toda España, al amparo de la noche. Les bastaba un rumor para apretar el gatillo, sin sentencia ni juicio justo, y con derecho pleno. Es algo tan reciente y oscuro, que al verlo plasmado en la pantalla, me hizo tomar consciencia de esa terrible época que fue el franquismo para nuestra sociedad. Es algo muy positivo que una película llegue a transmitir tanto, porque he visto muchas sobre la Guerra Civil Española, y muy pocas me han llegado tanto como ésta.
Después, la película toma un aire más distendido y relajado, con Karra Elejalde como ermitaño ya, hasta que llega el final redondo que todos esperábamos pero del que nos habíamos olvidado. Realmente merece la pena ver esta película, porque transmite muy bien el temor de los ciudadanos de a pie y tiene un buen equilibrio entre el drama y el humor irónico.
Recuerda poderosamente al cine de Berlanga, a ese en el que no sabes bien si reír o llorar.
Vista en pase de prensa en Sala Phenomena, el 16 de noviembre de 2017. Distribuida por Festival Films.