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Fecha de estreno 29 de septiembre de 2017
La película cuenta la historia de un poeta interpretado por Javier Bardem y su esposa, con Jennifer Lawrence en el papel. El escritor está atravesando un mal momento. A su solitaria casa en el campo llegan un extraño y su esposa, interpretados por Ed Harris y Michelle Pfeiffer. Esta visita provocará que el poeta recupere la inspiración y escriba una obra que le llevará a la fama. A partir de ese momento, la vida de la pareja se verá sumida en un delirante caos que hará tambalear la relación entre ellos llevándola al extremo. Desde ese momento, comenzarán a ocurrir sucesos extraños inexplicables para la esposa del poeta.
Tal como en la historia los extraños sucesos llevan a la esposa de este misterioso poeta al límite, Darren Aronofsky también nos lleva a nosotros al límite con ésta película. Una película ambiciosa, sin muchas pretensiones a ser políticamente correcta, que engloba muchísimas metáforas en ella, la que pude entrever fue la del tiempo y la madre tierra, dos ideas que se representan al principio sutilmente en la pareja protagonista, y que conforme va tomando forma la historia ese simbolismo adquiere una fuerza arrolladora al final del film. Pero creo que no habría tomado esa forma si yo no hubiera indagado más sobre la película días después de verla. Creo que al director le ha faltado explicarla bien, pero dentro de ella, y que el afán de ser el centro de atención de entrevistas y preguntas sobre la película ha podido con él.
La primera parte de la película es impecable, una película que mantiene la tensión magistralmente, donde resaltaría a las dos actrices principales; Jennifer Lawrence defiende su papel con uñas y dientes ante tal situación y la co-protagonista, Michelle Pfeiffer, hace un trabajo excéntricamente genial, una interpretación de una calidad que solo ella podía conseguir. Creo que la calidad y la tensión se mantienen en equilibrio gracias a este dúo de mujeres, con el cual pude casi palpar la angustia y la rigidez de cada escena que compartían.
Como muchos dicen, es una película polémica, que amarás u odiarás, pero que poca gente será capaz de quedarse indiferente ante ella. En mi caso, después de verla, me quedé absorta, dubitativa y en shock ante tal apabullante muestra de poética narrativa sensorial, pero no podía quedarme indiferente ante el amargor que me había dejado la película en la boca, porque, tengo que admitir que hay varias cosas que no me hicieron mucha gracia. Para empezar, hay una parte de la película que a mi me sobró muchísimo.
No pretendo hacer «spoilers», pero en cuanto la veáis, sabréis a qué me refiero. Es una parte en la que el director crea prácticamente de la nada, un caos inverosímil en la historia, algo que me pareció muy gratuito. El otro tema en el que la película no cumple mis expectativas es que, cuando este caos aparece en escena, las tramas que se han ido entrelazando en la primera parte de la película quedan olvidadas, muchas de ellas ni se explican, no se resuelven. Me dio la sensación de que utilicé mi energía para contener la información de esas tramas para nada, y eso no mola.
Pero a pesar de todo, la película realmente te deja absorto.
Aunque haya habido cosas que no me han gustado, me pareció en general una muy buena película con una parte técnica increíble y creo que, con el tiempo, se convertirá en una de esas obras que quedan para la posteridad tal como lo hicieron «El Resplandor» o «La Semilla del Diablo», películas de las cuales, «Madre!» bebe mucho.
Vista en pase de prensa en Phenomena Experience, el 22 de septiembre de 2017. Distribuida por Paramount Pictures Spain.