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Light Turner (Nat Wolff) es un chaval de instituto que, junto a Ryuk (Willem Dafoe) y su novia Mia Sutton (Margaret Qualley) se convertirá en Kira «El Dios del Nuevo Mundo», gracias a la Death Note «Cuaderno de Muerte», con el que puede matar a cualquiera sólo con escribir su nombre. Todo va bien, hasta que L (Lakeith Stanfield), el detective más brillante de Seattle, descubre su identidad y hará todo lo posible para detenerle.
«La persona, cuyo nombre quede escrito en este cuaderno, morirá».
Así empezaba uno de los mejores Manga/Anime de los últimos tiempos.
La Death Note, una libreta con poderes sobrenaturales, la cual te permite acabar con la vida de cualquiera que conozcas su rostro y su nombre. El duelo mental entre Light Yagami y L. Una batalla moral entre los seguidores de Kira, que se hace llamar «Dios» a sí mismo y mata a asesinos, violadores, pedófilos, etc. y L, quién no distingue entre Dios y Hombre y le considera tan asesino como a los que ejecuta.
Una novela escrita por Tsugumi Oba e ilustrada por Takeshi Obata, de la cual se cuentan varias versiones, tanto en papel como en la pantalla.
Esta vez, Netflix nos trae otra de tantas… no tan fiel a la obra original como nos gustaría. Ya no hablo de americanizar las cosas, sino de casi recrear a los personajes desde cero. La esencia del verdadero Light (el de Oba) se deja ver en un par de ocasiones, para luego convertirse en una cosa totalmente distinta. Y, así, con Mia (Misa), L y hasta Ryuk (El Shinigami o Dios de la Muerte que, se supone, no debe interferir para nada).
Si, en vez de la Death Note, hubieran tenido otro arma con la cual matar a la gente, la película hubiera funcionado igual, pero supongo que tenían que llamar la atención a cualquier precio.
Aplaudo a Hollywood y Netflix por haber dejado esta gran obra a la altura de cualquier película de adolescentes en la edad del pavo, haciendo frente, ridículamente, a problemas adultos.
Vista en plataforma de vídeo online Netflix, el 25 de agosto de 2017. Distribuida por Netflix España.